Cada vez somos más…

  Hace unos meses se realizó la manifestación de SOS Rural, movimiento que agrupa a agricultores, ganaderos, trabajadores del mundo taurino y cazadores, entre otros, en Madrid, el 14 de mayo de 2023 y ¡qué casualidad que, precisamente, terminó lloviendo como debía haberlo hecho durante todo el mes de abril!… El objetivo de esta convocatoria era poner en evidencia la destrucción que se está haciendo del mundo rural, como productor que es de alimentos. Son cientos de organizaciones las que están detrás de esta reunión, y todas ellas relacionadas con el sector agroalimentario, la pesca, ganadería, agricultura, etc…  

                                  Participación del biólogo Fernando López Mirones, verdadero héroe del movimiento anti-calentológico y persona despierta y valiente donde las haya. El mensaje es claro: nos están estrangulando para acabar con nosotros. Esto es parte de la Agenda 2030… dejarnos sin agua para después dejarnos sin alimentos, con el objetivo de frenar el crecimiento de los países. Países sin alimentos = países sin gente = países fácilmente colonizables por ellos. Pero ese día sí, ese día llovió en Madrid… Desde media semana antes se notó que las nubes volvían a ser las nubes “naturales” que todos recordamos, los cúmulos algodonosos y con volumen de un cielo sano. Casualmente, también, desde un tiempo antes los medios, oficialistas y alternativos, habían dedicado una gran parte de su tiempo a hablar de una creciente preocupación cuya expresión corre de boca en boca: “¡¡Que nos están fumigando…!!”. Pablo Cambronero estuvo con Iker Jimenez hablando de las fumigaciones, del agua, de las presas y de unas preguntas parlamentarias que, en calidad de miembro de la oposición, había hecho al gobierno de España. (1) Esas preguntas las puedes ver en la imagen del final del artículo. https://twitter.com/navedelmisterio/status/1656786124407283712?s=20 Cuando yo empecé a pensar en esto, hace ya 30 años, los episodios eran muy escasos. Se hablaba ya de calentamiento, y se constataba que llovía menos. Pero en aquellos tiempos recuerdo que la Universidad de Valladolid, la Diputación de Valladolid y una universidad rusa, que no recuerdo cual era, firmaron un acuerdo de investigación para conseguir disipar tormentas, con el objetivo de evitar el temido pedrisco. En aquellos tiempos se trataba abiertamente del tema, que iba acompañado de la admiración acerca de las capacidades de la ciencia (“se puede manipular el tiempo para evitar el pedrisco”) al menos durante un tiempo… luego, todo eso cayó en el olvido y cualquier comentario sobre la “modificación de las nubes” empezó a ser tachado de “conspiranoico”. Es curioso cómo ha ido cambiando el tratamiento de este y otros asuntos.

Pues bien, hace años ya que ha quedado en evidencia que interesa no sólo calentar la península ibérica sino que se constata que es otra vía de empobrecer a nuestro país, una más de las muchas maneras puestas en marcha para conseguirlo. La producción agropecuaria es una de las bases de la economía española. Lo ha sido siempre, debido a su posición privilegiada en la zona mediterránea y atlántica, a pesar de que el sector primario ha ido decreciendo en porcentaje respecto a los demás. Este sector ha constituido desde el principio del desarrollo de nuestro país, la base sobre la que los demás sectores han podido crecer. Era y es una importante garantía de crecimiento. Un país bien alimentado es un país que crece con bases firmes. La pretensión que se observa desde hace unos años es, claramente, dinamitar esa base para parar la maquinaria de un estado que no se desea que circule a la velocidad que lo hace. Y para eso se demuelen presas, se fumiga para que no llueva, se introduce la competencia desleal de Marruecos y se desmotiva al sector agrario para que no produzca alimentos, amén de otras actuaciones perfectamente programadas y que abarcan todo el elenco de actuaciones político-económico-socio-culturales posibles. Si los alimentos se producen desde fuera es más fácil suprimirlos, llegado el momento, y provocar carestía de los precios y, si cabe, hambre. Es por eso por lo que todo va dirigido a precarizar este sector productivo. España se ha convertido desde hace unos años en una gigantesca máquina de producir alimentos: allí donde miremos lo podemos ver: olivares, frutales, cultivos extensivos de cereales, regados por doquier, y en ciertas zonas invernaderos para hortalizas. Y eso quieren pararlo y lo están intentando parar mediante múltiples actuaciones, todas confluyentes en un punto: el agua disponible y la sostenibilidad de la empresa agrícola. Poner palos en las ruedas de esta tremenda máquina es dificil, pero se ve a todas luces que quienes lo hacen no sólo tienen los medios, sino también la ciencia y la programación perfectamente planificada. Me los imagino como se vería a los ingenieros de la NASA cada vez que ponen una nave espacial en órbita: rodeados de pantallas con infinidad de datos: curvas y gráficos de los agricultores y su renta per cápita, el nivel de endeudamiento de las empresas agropecuarias, el nivel de llenado de las presas de cada región, la afluencia de nubes desde el Atlántico, diciendo “vamos a tener que mandar una flota de aviones que deshaga esas nubes porque ahora llega abril y posiblemente de forma natural caigan lluvias”. O bien “Ahora hay una manifestación, vamos a ver si les aguamos la reunión con un poco de agua y, de paso nos reimos un poco de ellos”, “esta semana no vamos a fumigar…” y por eso hemos tenido nubes bonitas y naturales… por unos instantes. Pero ya han pasado unos días desde la manifestación del día 14 y volvemos a la misma situación de meses anteriores. Y me temo que, a medida que se acerque el verano, la cantinela de otros años se repita: ninguna lluvia y riesgo de incendios en todas y cada una de las zonas montañosas de la península. Algo parecido a lo que sucedió en Galicia durante todo el siglo XX, región que pasó de ser un vergel a convertirse en lo que es ahora. Recuerdo que Asturias, en los años 90, era una región con un índice pluviométrico abundante e incluso excesivo. En menos de 20 años empezó a tener problema con el agua. Y con el añadido de que, además, no tenía apenas infraestructura de presas. Por ese camino vamos, o por ese camino nos llevan. Sirva este humilde artículo para condenar la demolición de pantanos y presas en toda España, y para visibilizar el objetivo que persiguen: privatizar un bien natural que, como el aire y el sol, nos pertenece a todos sólo por el hecho de haber nacido. Y en relación con el agua y el robo descarado al que nos están sometiendo sin que nadie haga nada, aconsejo al lector que siga a Pilar Esquinas en su canal de Telegram, AQUAIURIS, del que dejo aquí su enlace:

https://t.me/AGUAIURIS

(1) Pablo Cambronero es un ex-diputado del grupo político “Ciudadanos” y ahora perteneciente al Grupo Mixto. Desde que se liberó de la obligación del voto dirigido de su partido, está trabajando en airear ciertos temas tabú, que la prensa subvencionada del régimen critica de forma iracunda (véase aquí). Iker Jimenez, tantea con miedo hacer públicas ciertas cuestiones y tiene momentos estelares, como el de la entrevista con Cambronero, aunque le ocurre también que necesita medir al milímetro la osadía con la que actúa, porque le puede costar la cabeza. (Veáse). Recordemos a Tucker Carlson, que ha sufrido reciéntemente la consecuencias de su libertad de expresión.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.